Nos gusta que nos consideren nuestro trabajo como el de una sastrería, con el que buscamos dar una respuesta arquitectónica de máxima calidad. Tras un análisis de todos los condicionantes del proyecto, donde la entrevista con el cliente es clave, planteamos un “traje a medida” con el que también damos satisfacción a necesidades imprevistas. En síntesis, buscamos mejorar la calidad de vida de las personas a través de la arquitectura.

El cliente, hoy
Todo cliente, sea grande o pequeño, privado o público, se mueve en el plano de los deseos, a los que hay que saber dar forma con humildad. Ese cliente, además, está cada vez más formado y se implica de forma activa en el desarrollo del proyecto. No solo exige espacios acogedores, sino que también demanda una obra que sea eficiente desde una perspectiva material y tecnológica.

El oficio de arquitecto
Las imágenes creadas por ordenador han cambiado la percepción del cliente, pero nosotros, que estudiamos con rotring y lápiz, seguimos creyendo que un buen dibujo a mano transmite más que un render en 3D. Y por el mismo motivo reivindicamos el valor del trabajo artesano y de los materiales naturales: por su capacidad para transmitir sensaciones íntimas, en las antípodas de la frialdad constructiva tan común en la actualidad.