Top 10 del Salón del Mueble de Milán
Este año hemos tenido la fortuna de acudir al Salón del Mueble de Milán. Un monstruo. Casi todos los implicados en esta industria esperan a esta cita para mostrar ahí sus novedades; las demás ferias del ramo se diría que viven de las migajas que la ciudad italiana les deja. Por no hablar todo lo que sucede en la ciudad: fiestas, exposiciones, ‘pop ups’… Es inconcebible llegar a todo. Ni siquiera a la mitad de la mitad. Pero hemos estado atentos y aquí les contamos lo que más nos gustó o nos entretuvo (que no todo lo que te fascina tiene por qué tener un hueco en tu salón).
1. Como grandes ‘fans’ del portugués Álvaro Siza, nos entusiasmó descubrir la reciente colaboración con Pimar, una empresa italiana de la construcción especializada en la piedra caliza para la que ha hecho una mesa de exteriores magnífica en toda su rotundidad. No se comercializa, es una pieza de coleccionista, pero todo depende de la respuesta del público. La nuestra está clara: ¡pónganla a la venta! El trabajo se integra dentro de la rehabilitación de unos jardines en Salento.
2. La colaboración de empresas de la construcción italianas con arquitectos y diseñadores no acaba aquí. Marsotto, marmolistas del Venetto con más de 200 años de actividad, le han encargado su última colección a Oki Sato, de Nendo. Destaca la mesa inclinada, apunto de venirse abajo, un juego muy propio del japonés.
3. Citco, también marmolista, presentó la última pieza diseñada por Zaha Hadid, una estantería tan sinuosa como toda su arquitectura. Le acompañaron una mesa como del planeta Kripton de Daniel Libeskind y otra de Norman Foster. La española Consentino le pidió una edición limitada al gran (y joven) ceramista Xavier Mañosa. Ellas que se lo pueden permitir.
4. Otra gran sorpresa fue la edición por parte de Hermès de la silla ‘Oria’ que Rafael Moneo diseñó para su propia casa de El Viso, en Madrid, cuando se fue a vivir ahí hace décadas. La inspiración que ejercieron Alvar Aalto y Artek es evidente (tampoco la oculta el arquitecto navarro). Lo paradójico es que él la concibió para que resultara barata y ahora se produce con el máximo lujo.
5. Entre el exceso de electrodomésticos de Eurocucina (que releva este año a Euroluce), sobresalía como una reina la cocina de La Cornue Transformation, construida con hierro oxidado y obra del joven diseñador holandés Lex Pott. Por más de 20.000 euros puede ser suya. Milán existe para que sucedan estos pasotes.
6. Tom Dixon tomó junto a Cassertone –otra de la construcción– la iglesia desacralizada de Rotonda della Besana y la convirtió en restaurante y ‘showroom’. El inglés volvió a demostrar que aún se puede diseñar con personalidad, como pusieron las lámparas ‘Melted’ o la vajilla ‘Plum’ (la sensación de esto ya lo he visto es tan habitual al recorrer los stands de la feria…). Además, desempolvó su bajo y tocó unas canciones junto a sus amigos. Antes fue músico que diseñador.
7. Clásicos como las sillas Thonet son indispensables. La no. 14, ideada para poblar bistrós, es hoy una codiciada pieza para sentarse a la mesa del comedor. Nos gusta cómo van evolucionando las formas de sus sillas, sin estridencias. En Milán se destaparon con un simpático caballo-balancín de mucha personalidad.
8. Fundada por Marcel Wanders, la firma Moooi («hermoso» en holandés con una ‘o’ de más) desplegó multitud de bellas piezas de diseño que tienen la cualidad de saber transmitir, a la vez, calidad y optimismo. Hay que ser un valiente para adquirir sus alfombras, pero ya se sabe: los valientes heredarán el reino de los cielos. Si no era así la frase, debería.
9. El Salón Satelite, reservado a jóvenes promesas en busca de editor, es el recinto de la feria que depara las mayores sorpresas. Hay de todo. Llamó en especial la atención el proyecto de Alcarol consistente en conservar en duro vidrio (bien como mesa, taburete o biombo) madera de árboles viejos infestada por hongos. El inevitable transcurso de la naturaleza presente en el día a día del hogar.
10. Escondidos al final de un pabellón descubrimos el stand de tres firmas brasileñas que demostraron la buena forma que vive el país sudamericano en, al menos, estas lides. Al dar el salto a Europa tienen que comprobar que, en el caso de las piezas hechas de madera, las especies que emplearon para comercializar en Brasil aguanten aquí, para en caso contrario usar alternativas nativas de nuestro continente. Nos encantó el sofá Less de Estudiobola, casi todo lo de Sollos y el desparrame de las butacas y sofás de A lot of Brasil.