Reformamos el hotel Domine de Bilbao
Con el despertar de Bilbao hacia el turismo, la ciudad necesitaba buenos hoteles para recibir al público cosmopolita que venía a visitar el Guggenheim. El hotel Domine fue una respuesta muy acertada, no solo por ofrecer desde su terraza las mejores vistas al museo, del que apenas le separan unos metros, sino también porque supo vestirse para la ocasión. El diseñador Javier Mariscal, en plena forma por aquel entonces, le supo dar su divertida impronta a zonas comunes y habitaciones sin descuidar el confort de que quienes hacían noche ni un ápice. La torre de piedras del vestíbulo, el originalísimo Splash&Crash Bar y sus coloridos muebles cosecharon las mejores críticas y el hotel funcionó a pleno rendimiento desde el primer día.
Así sigue, pero han pasado 13 años y el hotel, que mantiene la máxima tasa de ocupación, quiere conservar su estatus de establecimiento emblemático en Bilbao. Por eso, ha empezado un proceso total de reforma que la propiedad ha dejado en manos de Foraster Arquitectos. Todo un reto. Primero técnico, porque no se cerraran sus puertas mientras se llevan a cabo las obras. Pero tenemos experiencia en estas lides. Segundo porque queremos que sea lo más sensata posible, respetando las señas de identidad que le dio Mariscal. Lo más difícil en un hotel es que tenga personalidad propia y no se convierta, por querer contentar a todos, en un «no lugar», es decir, en un lugar sin alma, como les ocurre a centros comerciales y aeropuertos.
En definitiva, se trata de actualizar la decoración del hotel Domine con una paleta tonal neutra que le dé una atmósfera elegante y atemporal y, a su vez, resalte el sello Marsical a través de elementos particulares: cuadros, muebles, esculturas… El objetivo es mantener el carácter de edificio con firma y conseguir que no pase de moda. Dentro de este plan, se contempla, entre otras actuaciones, la creación de una nueva zona wellness, con spa, gimnasio y zona de masajes, así como la reforma de la terraza y la sala de reuniones, y la transformación del Splash&Crash Bar en un Lobby Bar donde mantener reuniones informales, picar algo o trabajar con el portátil, atendiendo a lo que demanda la propia clientela del hotel.