Un estilo que nos identifica
Nos consideramos un estudio ágil y abierto a diferentes tendencias, siempre dentro de unas exigencias de calidad que creemos insoslayables (aunque está mal que lo digamos nosotros: mejor si preguntan a nuestros clientes). Así, hemos desarrollado una importante obra de rehabilitación de vivienda junto a una línea de casas contemporáneas. Además, nos hemos sabido adaptar a otro tipo de gustos y, manteniendo un planteamiento moderno y a su vez respetando una tradición propia del entorno donde ejercemos, seguimos construyendo viviendas en el estilo de las Casas de la Pradera de Frank Lloyd Wright, que el arquitecto Eugenio Aguinaga y otros introdujeron en décadas pasadas en el entorno de Getxo. La intuición, esa valiosa consejera, les hizo ver que se adaptaba de maravilla al clima del Cantábrico.
Frente a la verticalidad imperante entonces, el arquitecto norteamericano supo ver cómo la horizontalidad de las fachadas se sabía integrar mejor en el terreno. La naturaleza era una preocupación constante de Wright, quien supo apreciar en la interminable línea del horizonte de la pradera una metáfora de la libertad, la democracia y la vida doméstica. Una filosofía de este tipo invocaba la tranquilidad y evitaba el ornamento más allá de su función apaciguadora: la vivienda se convertía en una suerte de templo zen. En todo caso, debían hablar antes los materiales y la paleta de colores. Todos los elementos de la casa deben conformar una unidad, respondiendo a la naturaleza de su estructura: los revestimientos de suelos y los cuadros son tan parte de la misma como el yeso de las paredes o las tejas que apenas se ven. Y es esta forma de pensar, antes que la propia plasmación estilística, lo que siempre nos ha seducido de la obra de Wright.
Estos criterios sobrevuelan uno de nuestros próximos proyectos, una vivienda unifamiliar en Santa María de Getxo para una pareja y sus dos hijos. El alargado solar obliga a darle forma de L, con el garaje en un extremo de la planta baja, como en las casas americanas. La zona de día, esto es, el salón-comedor y la cocina miran al jardín, mientras que los dormitorios quedan arriba. Se impone la horizontalidad, como en este vivienda unifamiliar en Kurtzes, y al igual que esta, el techo está compuesto por cubiertas inclinadas de madera, ideal para combatir las lluvias del norte y con la inherente cualidad de dar sensación de hogar, de cobijo; son las formas prototípicas de la cabaña y la cueva.