La capilla de los Ángeles Custodios recupera su color
El 2 de agosto de 1987 se colocó en el barrio bilbaíno de Santutxu la primera piedra del Colegio de los Santos Ángeles Custodios. Su fundadora, la Madre Rafaela, concibió junto con el arquitecto J.M. Basterra un edificio con amplios y luminosos volúmenes que incorporaba novedosas técnicas constructivas. En el corazón del mismo se instaló la capilla, espacio privilegiado de la nueva obra. Al igual que en otros edificios religiosos de Basterra, seguía el estilo de las obras de A.W.N Pugin y E.E. Viollet le Duc, con un interior profusamente decorado en tonos vivos y cálidos en paramentos, arcos y bóvedas. Todo ello quedó eclipsado por una nueva obra en los años 60. Por suerte, se ha mantenido visible a través de fotografías antiguas, en las que se aprecia la ornamentación de toda la iglesia, no así los colores que la componen.
Tras la rehabilitación del área exterior del colegio llevada a cabo por Foraster Arquitectos, una intervención también de vivos colores, en 2019, durante las obras de rehabilitación de la capilla con motivo del 125 aniversario del colegio, se plantea la posibilidad de devolverle su esplendor original. Dadas las importantes dimensiones de la capilla, de la superficie decorada y del pobre estado de conservación de gran parte de las decoraciones, se descartó la opción de devolverle a su estado original. Se decidió entonces dejar algunas muestras del original que se descubrieron y restauraron: dos “ventanas abiertas”, una junto al acceso en el lado de la epístola y otra en el presbiterio en lado del evangelio.
El equipo encabezado por Aurea Restauración identificó las decoraciones, abrió pequeñas ventanas en diferentes zonas para identificar técnica, colores y motivos utilizados en el original. En algunas se veía una huella, que permitió realizar los calcos que reprodujeron mediante módulos en plantillas que transfirieron a muros y bóvedas. En la intervención se optó por reproducir los motivos de las bóvedas al completo: las flores blancas y hojas azules, junto con la greca de flores amarillas; los arcos fajones con sus rombos con una flor y cuatro veneras y, en los paramentos, el festoneado en forma de pentágonos con flor en su interior sobre una greca azul con estrellas rojas y la greca blanca de taqueado y flor.
Tras meses de trabajo, la capilla recupera en gran medida su aspecto original, sus bóvedas decoradas de vivos colores y motivos florales, que convierten a este espacio del colegio en un sitio muy especial para toda la comunidad educativa.