El último canto de Villa Luisa
En la calle San Martín de Algorta, subiendo desde la playa de Arrigunaga, un busto recuerda la figura del tenor Florencio Constantino, del que quizá no hayáis oído hablar, cuando dio mucho que hablar… Nacido en Bilbao en 1868 y criado en Ortuella, lo tuvo todo y todo lo perdió. Muerto en México con 51 años, brilló con fuerza en el firmamento lírico en las dos primeras décadas del siglo XX, la gran época de Enrico Caruso. Fue inmigrante en Argentina, educó su voz en Milán, construyó un teatro de la ópera en mitad de La Pampa y la leyenda dice que perdió la voz cantando el aria de ‘La Gioconda’ en la cima del Popocatepelt. Su vida, plagada de amantes, éxitos, quiebras y “huidas”, da desde luego para una serie de televisión.
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