Con el despertar de Bilbao hacia el turismo, la ciudad necesitaba buenos hoteles para recibir al público cosmopolita que venía a visitar el Guggenheim. El hotel Domine fue una respuesta muy acertada, no solo por ofrecer desde su terraza las mejores vistas al museo, del que apenas le separan unos metros, sino también porque supo vestirse para la ocasión. El diseñador Javier Mariscal, en plena forma por aquel entonces, le supo dar su divertida impronta a zonas comunes y habitaciones sin descuidar el confort de que quienes hacían noche ni un ápice. La torre de piedras del vestíbulo, el originalísimo Splash&Crash Bar y sus coloridos muebles cosecharon las mejores críticas y el hotel funcionó a pleno rendimiento desde el primer día. Leer más →